Un ecosistema es la relación establecida entre un conjunto de organismos vivos, conocida como biocenosis, que habitan un componente físico conocido como biotipo. En el caso de los Ecosistemas Verticales, la biocenosis está compuesta por plantas, hongos bacterias y animales que interactúan con el sustrato, el biotopo artificial.
De entre los factores influyentes en los Ecosistemas Verticales, las características físico-químicas del medio son determinantes. En un Ecosistema Vertical de interior es relativamente posible controlar factores como luz, temperatura y humedad, pero en los Ecosistemas Verticales de exterior dependemos de los elementos naturales y la climatología de la zona, es decir, que el éxito dependerá de la medición y el conocimiento de las especies vegetales incorporadas al biotopo.
Para poder garantizar el éxito de un Ecosistema Vertical, factores hídricos tales como pH, conductividad, gases disueltos o salinidad se controlan mediante sensores, que avisan cuando se produce cualquier desequilibrio. También los que en un medio natural serían los factores edáficos, es decir, textura, porosidad y profundidad del sustrato, son escogidos a conciencia en función de las necesidades específicas de las plantas.
El éxito de un Ecosistema Vertical depende del control y gestión de los factores tanto bióticos como abióticos que limitan el aumento de las poblaciones vegetales, es decir, el control de lo denominado resistencia ambiental.
En los Ecosistemas Verticales de Ignacio Solano se fomenta que plantas, hongos y bacterias se encuentren en un ambiente de recursos casi ilimitados, lo que genera un crecimiento lento al inicio, pero exponencial en su evolución hasta ajustar el ecosistema a su valor máximo, es decir, a la cantidad óptima de vida que puede interactuar sin estrés en un espacio limitado buscando los mutualismos, las asociaciones intraespecíficas e interespecíficas de las que se benefician todos los implicados.